Altea es un municipio de la provincia de Alicante, perteneciente a la comarca de Marina Baja. Enclavada en una bahía y bañada por las aguas del Mediterráneo, cuenta con una población de alrededor de 25.000 habitantes. Altea encuentra su hueco entre el mar y la montaña, pequeñas y bonitas playas y calas que se reparten por su blanco litoral. Sus hermosos parajes naturales como El Morro de Toix o Sierra Helada, son sólo algunos de sus grandes tesoros. Al encontrarse protegida por la Sierra de Bernia, Altea cuenta con un agradable microclima durante todo el año, lo que la convierte en un destino ideal para una escapada de relax en cualquier estación. ¡Ven a visitarla!
Pisos en Altea
La oferta de alojamientos en altea es amplia y variada por lo que no se te será muy difícil encontrar donde cobijarte. Aunque siempre te puedes quedar en un hotel, en Wimdu te recomendamos que pruebes algo distinto. ¡Alójate en la propiedad de uno de nuestros anfitriones! Podrás encontrar todo tipo de opciones, desde amplias casa con piscina, apartamentos en primera línea de playa, hasta bonitos chalets con maravillosas vistas. ¿Suena bien verdad? Pues no esperes más, echa un vistazo a las ofertas de la parte superior y encuentra por menos de los que crees, un alojamiento bonito, bueno y económico para tus vacaciones en Altea.Curiosidades
- La facultad de Bellas Artes de la Universidad Miguel Hernández se encuentra en Altea.
- La marca de coches SEAT tomó el nombre de la localidad para uno de sus modelos de monovolumen.
- La temperatura media anual de Altea ronda los 19ºC.
- Gran porcentaje de los habitantes del Altea son extranjeros.
- Personajes del mundo de las artes como escritores, cantantes y pintores, eligieron Altea como fuente de inspiración: Rafael Alberti, Blasco Ibañez, Sergio Dalma…
Cosas que hacer en Altea
Altea ha sabido conservar su esencia Mediterránea y es un placer perderse por sus callejuelas. Puedes subir andando hasta el pueblo antiguo que se encuentra en lo alto de una colina. Popularmente conocido como “El Fornet”, es una de las zonas más bellas de Altea. Está repleta de miradores y de restaurantes con muy buen ambiente. El Palacio de Altea es un centro cultural y de congresos. En su interior podrás admirar un valioso grabado de Picasso, al tiempo que disfrutas de algún concierto o representación teatral.En cuanto a patrimonio religioso, destacan la Iglesia parroquial de Nª Sra. del Consuelo, que es la iglesia principal la ciudad y es fácil de reconocer gracias a sus dos cúpulas; y la Iglesia Ortodoxa de Altea, que fue el primer templo ortodoxo edificado en España y es una réplica de una iglesia rusa del siglo XVII.
Playas en Altea
Altea poses más de 8 km de litoral de costa en el que se reparten zonas de acantilados, playas y calas para todos los gustos. Nuestras recomendadas son:La Olla: es una de las más famosas, es abierta rústica y alteran grava fina y bolos. Frente a ella emerge un pequeño islote conocido como ”la Isleta”. Su nombre se debe a que cuanto más frío hace en el pueblo, en la playa hay un lugar ¡donde el agua empieza a hervir!
Cap Negret: es una playa de gravilla y cantos rodados, con gran cantidad de rocas volcánicas y aguas limpias y cristalinas.
El Mascarat: es una playa rústica y de grava, se ubica bajo la sierra de Bernia.
La Roda: situada en el casco urbano es la playa más concurrida. Cuenta con el distintivo de bandera azul.
Cap Blach: ubicada detrás del puerto, es la mayor playa de Altea. Luce también la bandera azul.
Gastronomía
La cocina alteana es un placer para los cinco sentidos. El mar y la tierra aportan los mejores ingredientes que se ponen a disposición de la cocina mediterránea. Los arroces son el gran pilar de su gastronomía. Se combinan de mil maneras y algunos de los más típicos son:La Paella amb aladroc: en la que el toque lo dan los boquerones.
Empedrat: un delicioso arroz con habichuelas blancas y bacalao.
La Paella marinera: elaborada a base de caldo de pescado.
Un plato curioso y particular de Altea son los erizos de mar. De ellos sólo se comen las huevas pero es inevitable acabar rebañando el caparazón con un poco de pan. ¡Son toda una delicia!