Imagina la siguiente escena: estás en tu cama, medio despierto, medio dormido, en un trance borroso y complaciente, flotando en una nube de comodidad y bienestar. El edredón se ciñe a tu piel: la temperatura de tu cuerpo no puede ser más idonea. Es sábado, fuera brilla un sol que se filtra tímidamente por la cortina entreabierta. De repente, como una piedra que rompe la serenidad del lago, suena el teléfono. En un principio y aún con un ojo cerrado y el otro abierto, te preguntas en tu estupor qué puede ser ese sonido infernal, mezcla de martillo hidráulico y perro afónico. Anestesiado y aún borracho de placidez, extiendes tu mano y agarras incrédulo el teléfono. MAMÁ MÓVIL, dice la pantalla. Entonces, notas una corriente eléctrica directa a tu cerebro que recupera a cámara rápida los sucesos de los últimos días:
[Tres días antes…]
—Mamá, ¿cuándo llegáis?
—El sábado a las 15:00. Te llamo cuando nos montemos en el tren, cariño. Por cierto, tu hermana Mariló viene también con los niños. Verás qué grande se ha puesto Paquito…
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No es que seas una persona caótica, pero la semana ha sido dura en la oficina y no has tenido tiempo de poner lavadoras, lavar platos ni de tirar los cartones de esa comida china que ha garantizado tu subsistencia las últimas semanas. Seamos realistas: tu habitación parece la Franja de Gaza.
Como un perro chico en Fallas, comienzas aterrado a dar vueltas rápidas en tu habitación sin saber qué hacer ni por dónde empezar. Coges una camiseta arrugada del sofá e, igualmente arrugada, la pones en la cómoda. Quitas dos calcetines del suelo y, por algún extraño motivo, los guardas en un joyero. ¡Que cunda el pánico!
Necesitas ayuda de un profesional.
Por suerte, de nuevo viene Wimdu a salvarte el pellejo. Esta es una guía sencilla, hecha para hombres y mujeres sin tiempo y con ganas de impresionar. Cálmate, hazte un café y repásala punto por punto. En un par de horas pasarás de “Síndrome de Diógenes” a “Las fiestas en casa de Isabel son famosas por el buen gusto de sus invitados”.
Quien sabe, quizás le coges el gusto a esto de impresionar y te atreves a dar un paso más con estos 11 trucos para darle un nuevo look a tu casa.
Sea como sea, ponte manos a la obra e impresiona a tus invitados siendo el anfitrión ideal.
En menos de lo que te esperas habrás dejado tu casa impecable y tus invitados (incluída tu pretenciosa hermana Mariló) sólo podrán alabar tus dotes de anfitrión. La clave, como siempre, está en no dejarse llevar por el pánico y en planificar con tiempo. El resto, es trabajo de tus invitados. ¡Mucha suerte!
Header image via © Flickr haru__q
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