Lisboa, tan cercana geográficamente y a la vez tan desconocida para muchos viajeros españoles, cuenta con un atractivo y un encanto único que la aleja de las clásicas metrópolis europeas que estamos acostumbrados a visitar. Recorriendo sus callejuelas y sus barrios plagados de cuestas y pendientes uno podría pensar que se halla en una pequeña ciudad de provincias, con sus viejas iglesias y sus fachadas desconchadas, aunque lo cierto es que estamos ante una gran capital, caótica y majestuosa. Vista de la ciudad de Lisboa desde uno de sus miradores.

Vista de la ciudad de Lisboa desde un mirador. Fotografía de Leandro Neumann Ciuffo
Disfruta de las mejores vistas desde cualquiera de los miradores
Si por algo destaca Lisboa es por los desniveles de sus calles y por los miradores, con los que a menudo topa el visitante, y que ofrecen unas vistas espectaculares sobre el río Tajo. Es por ello que una de las postales más recurrentes para los turistas que visitan este destino sea el de la panorámica sobre los rojizos tejados de la ciudad, con la imagen del caudaloso Tajo de fondo.
Hay que decir que estos miradores se encuentran repartidos por diferentes puntos, albergando a menudo terrazas de bar desde las que observar la puesta de sol acompañados de una bebida. Estos son algunos de los mejores miradores de la capital portuguesa:
- Miradouro da Santa Luzia
Situado en el barrio de Alfama, ofrece una envidiable vista sobre el puerto y suele ser frecuentado por músicos callejeros que aportan a la escena un toque romántico. - Miradouro da Graça
Uno de los mejores puntos de la ciudad para disfrutar de un atardecer mientras se degusta un café. Se encuentra junto al Castillo de Jorge y es gratuito. - Miradouro de Alcántara
Oficialmente conocido como Sao Pedro de Alcántara, cuenta con un interesante mapa de azulejo de las vistas del lugar. - Miradouro da Santa Justa
A este mirador, cuya estructura y detalles pueden recordar vagamente a la Torre Eiffel se accede mediante un elevador y nos brinda un panorama impresionante de Lisboa, a 45 metros de altitud sobre el suelo.

Vista del puerto desde el mirador de Santa Luzia. Fotografía de Roberto Moreno
Dónde comer en Lisboa
La gastronomía de esta parte de la Península Ibérica no suele defraudar a los amantes de la buena comida. De sobra es conocido el bacalao como producto más reconocible de la cocina portuguesa, aunque no es la única especialidad que deberíamos probar durante nuestro periplo lisboeta. Uno de los mejores consejos que pueden darse al turista es el de descubrir aquellos locales que, sin ser demasiado elegantes, cautivan a la clientela con sus variadas exquisiteces culinarias. Recomendamos, por tanto, tomar nota de las siguientes tascas y restaurantes que nos permitirán empaparnos de la escena local:
- Taberna da Rua das Flores
Esta tasca cuenta, además de un amable y familiar servicio, con un menú repleto de especialidades típicas, elaboradas con producto de mercado de la mejor calidad. Al tratarse de un local no demasiado grande y para el que no se puede reservar mesa, se recomienda acudir en pequeños grupos.
(Rua das Flores 103) - Cervejaria Ramiro
La cervecería Ramiro es otro local en el que no se puede reservar, pero a cambio podemos disfrutar en él de un excelente marisco, entre otras muchas especialidades. La estación de metro más cercana es la de Intendente y se recomienda no acudir, en la medida de lo posible, en hora punta.
(Avenida Almirante Reis 1) - Café A Brasileira
El Café de la Brasileña se ha convertido en un punto de peregrinaje para muchos turistas, aunque no por ello deberíamos dejar de dedicarle una visita, aunque solo sea para degustar sus exquisitos pasteles de Belén. Esta especialidad es todo un símbolo gastronómico portugués y hará las delicias de los amantes del dulce y la repostería.
(Rua Garret 120)

Entrada del Café A Brasileira. Fotografía de Ivy Dawned
Barrios con encanto que bien merecen un paseo
Si algo especial tiene Lisboa, como ya hemos comentado, es ese aire de pequeña ciudad de provincias que invita a recorrerla a pie o, si no queremos batallar con las pronunciadas cuestas de algunas calles, en tranvía. Los tranvías lisboetas son todo un símbolo de la capital portuguesa, y ya no hay viaje a la ciudad que se precie en el que estos viejos vagones amarillos no acaben retratados por las cámaras de fotos. Hemos seleccionado tres barrios que podríamos calificar como algunos de los más históricos y pintorescos y, en definitiva, los que no nos deberíamos perder.
Alfama
El Barrio de la Alfama es uno de los preferidos por los turistas que visitan Lisboa. Si bien es cierto que, a causa de lo empinado de algunas de sus calles, se recomienda el uso de calzado cómodo, el tranvía es la solución ideal para disfrutar de sus callejuelas. Perderse entre las fachadas de sus casas y disfrutar, de cuando en cuando, de las espectaculares vistas que asoman por entre los edificios es una experiencia única.
Belén
Estamos ante un barrio en el que podemos admirar algunos de los monumentos lisboetas más destacados, como el de la Torre de Belem o el Monasterio de los Jerónimos. Cuando, después de tanto paso, entre el hambre, la parada imprescindible debería ser para probar los célebres pasteles de nata que se venden en la confitería Pastéis de Belém (Rua de Belém 82 a 95) en que, según se asegura, vieron la luz por primera vez.

Detalle de la Torre de Belém. Fotografía de worldaroundtrip
Chiado
Chiado tiene fama de ser el barrio bohemio por excelencia. Los artistas que en el pasado convivían en sus calles dejaron un legado que perdura hasta nuestros días, aunque en la actualidad nos encontramos con un vecindario invadido de modernas tiendas y talleres culturales, en el que los turistas recorren sus calles admirando interesantes edificios y piezas de arte urbano.
Lisboa no solo tiene el tamaño ideal para una escapada de fin de semana sino que es, además, un destino al que se puede llegar por carretera desde España en apenas unas pocas horas, con lo que está a la alcance de la mayoría de bolsillos. En cuestión de alojamiento, Wimdu dispone de un amplio rango de apartamentos particulares en la ciudad, para que la experiencia turística sea completa.
Fotografía de cabecera de Bruno