A lo largo de la historia, muchos artistas se han inspirado en otros para realizar obras nuevas. Esta tendencia, conocida como apropiacionismo, fue especialmente popular en el siglo XX, momento en que los creadores experimentaron más que nunca antes.
Así, te proponemos un juego: ¿podrías adivinar en qué creaciones pasadas se basan las obras mostradas a continuación? Para descubrir la pieza original, arrastra hacia la izquierda la línea en cada imagen superpuesta.
1
Fotografías de cea + y tonynetone.
L.H.O.O.Q. (1919, Marcel Duchamp, colección particular), basada en La Gioconda (1503-1519, Leonardo da Vinci, Museo del Louvre, París).
Curiosidades: También conocida como la Mona Lisa, da Vinci pasó dieciséis años retocando la que sería una de las obras de arte más reproducidas de toda la historia (si no la que más). Duchamp, precursor y máximo exponente del movimiento antiarte, realizó esta versión ready made. La pieza del francés es una copia del original con bigote y perilla añadidos y se titula L.H.O.O.Q., cuya frase homófona en el idioma galo sería «Elle a chaud au cul», equivalente de «Ella está sexualmente excitada».
2
Fotografías de cea + y J. Peter Siriprakorn.
Las Meninas (1957, Pablo Picasso, Museo Picasso, Barcelona), basada en Las Meninas (1656, Diego Velázquez, Museo del Prado, Madrid).
Curiosidades: La maravillosa pintura de Velázquez, una de las más versionadas de la historia del arte, está envuelta en curiosidades y misterios. Por ejemplo, las cabezas de los personajes principales dibujan la constelación de capricornio, el signo zodiacal de la por entonces reina, Mariana de Austria, que aparece junto a su marido al fondo, ambos reflejados en el espejo. Picasso, gran admirador del pintor barroco, realizó un estudio exhaustivo de esta obra en 1957, año en que creó cuarenta y cinco interpretaciones diferentes de la pieza del sevillano.
3
Fotografías de sprklg y Rodney.
Venus azul (1962, Yves Klein, distintas localizaciones), basada en la Venus de Milo (130 a.C. – 100 a.C., anónimo, Museo del Louvre, París).
Curiosidades: Yorgos Kentrotas, un campesino de la isla griega de Milo, descubrió la mundialmente famosa Venus partida en dos y supo negociar para venderla por un alto precio. Tuvo ojo: la figura de mármol sin brazos es una de las más admiradas (e imitadas) de la historia. Yves Klein hizo una versión en una serie numerada de 300 ejemplares, utilizando un material desde luego menos noble (escayola) y con un tamaño más reducido (68 centímetros de alto en lugar de 211). Lo más particular de esta serie es el color, International Klein Blue (IKB), que el artista francés inventó y patentó en 1960, utilizándolo desde entonces una y otra vez en sus creaciones y de gran uso hoy en día.
4
Fotografías de Art Gallery ErgsArt y David Flam.
Retrato de Paul Alexandre (1913, Amedeo Modigliani, colección particular), basado en El caballero de la mano en el pecho (1578-80, El Greco, Museo del Prado, Madrid).
Curiosidades: La obra del célebre en su época Doménikos Theotokópoulos (El Greco) cayó en el olvido con su muerte en 1614, hasta su redescubrimiento a finales del siglo XIX, cuando varios artistas lo tomaron como referente. Modigliani fue uno de ellos. El italiano, sin embargo, fue un artista maldito, obteniendo fama póstumamente (de hecho, una de sus pinturas está en la lista de las diez más caras del mundo, vendida en 2015 por 170,4 millones de dólares). Modigliani realizó varios retratos de su amigo Paul Alexandre, en este caso posando claramente como el famoso caballero de El Greco.
5
Fotografías de Luciano y david__jones.
Anima Mundi (1983, Marina Abramović y Ulay, distintas localizaciones), basada en la Pietà (1498-1499, Miguel Ángel, Basílica de San Pedro, El Vaticano).
Curiosidades: El cardenal francés Jean de Bilhères le encargó al reputado artista italiano una versión de la piedad para su monumento funerario y Miguel Ángel la realizó, como acostumbraba, con mármol de Carrara, de gran calidad. La admirada obra fue la única que firmó el artista y en el siglo XVIII se trasladó a su lugar actual, la basílica de San Pedro. La reina de la performance, Marina Abramović, emuló la estatua con su por entonces pareja y compañero creativo Ulay, con una obra corporal al aire libre que fue realizada en Bankok y que pasó a la posteridad como videoarte.
6
Fotografías de Pedro Ribeiro Simões y Martin Beek.
Almuerzo sobre la hierba (1964, Alain Jacquet, Museo Pompidou, París), basado en Almuerzo sobre la hierba (1862–1863, Édouard Manet, Museo de Orsay, París).
Curiosidades: La celebérrima obra de Manet, que se expuso en el Salon des refusés (lugar donde mostraban las obras rechazadas por el jurado del Salón de París oficial), supuso un gran escándalo, ya que los asistentes no podían soportar tal desnudo que, según su opinión, era el de una vulgar prostituta. Jacquet, como buen artista pop, recurrió un siglo después al apropiacionismo con este díptico serigrafiado, utilizando el mismo nombre del cuadro original.
7
Fotografías de KCC246F y Wikimedia.
Saturno devorando a un hijo (1819-23, Francisco de Goya, Museo del Prado, Madrid), basado en Saturno (1636, Pedro Pablo Rubens, Museo del Prado, Madrid).
Curiosidades: En la cruda obra de Rubens, las tres figuras celestiales que brillan al fondo corresponden a la descripción que Galileo había hecho del planeta Saturno, confundiendo los anillos con dos estrellas a su alrededor. La versión de Goya corresponde a sus pesimistas pinturas negras, que realizó en las paredes de su última residencia en España, la ya destruida Quinta del Sordo, en Madrid, antes de tener que exiliarse en Francia, donde falleció.
8
Fotografías de libby rosof y Art Gallery ErgsArt.
Estudio según el retrato del Papa Inocencio X de Velázquez (1953, Francis Bacon, Des Moines Art Center, Des Moines), basado en el Retrato de Inocencio X (1650, Diego Velázquez, Galería Doria Pamphili, Roma).
Curiosidades: Cuando el Papa Inocencio X, quien posó expresamente para Velázquez, vio el retrato que le había hecho el genio español, exclamó: «No me gusta: ¡es demasiado verdadero!». En el siglo XX, el irlandés Francis Bacon, que trató de encontrar la mejor representación del grito humano, quiso rendirle homenaje a esta obra realizando hasta cuarenta interpretaciones de ella y representando algunos de sus tantos personajes aullantes.
9
Fotografías de Art Gallery ErgsArt y Classic Art Wallpapers.
Dos mujeres campesinas cavando en campo con nieve (1890, Fundación de la colección E. G. Bührle, Zúrich), basado en Las espigadoras (1857, Jean-François Millet, Museo de Orsay, París).
Curiosidades: La obra de Millet fue expuesta el mismo año de su creación en el Salón de París y causó un gran revuelo entre los asistentes de derechas, pues consideraban que las mujeres representadas simbolizaban una revolución popular inminente. Van Gogh pintó su versión nevada en un hospital mental, donde realizó más de treinta copias (unas veinte de ellas, de Millet) de obras de sus artistas favoritos entre 1887 y 1890, año en que acabaría suicidándose. De las más de dos mil obras que pintó el prolífico y reputado holandés, sólo vendió una estando vivo.
10
Fotografías de Art Gallery ErgsArt y Wikimedia.
Olympia (1863, Édouard Manet, Museo de Orsay, París), basada en la Venus de Urbino (Tiziano, 1538, Galería de los Uffizi, Florencia).
Curiosidades: En su libro de viajes Un vagabundo en el extranjero, Mark Twain declaró que la Venus de Urbino era «la obra más sucia, vil y obscena del mundo entero». Trescientos años después, las críticas de la versión de Monet, presentada en el Salón de París, no fueron menos duras: la tacharon de vulgar e inmoral, y muchos se quedaron con ganas de destruirla, pero la administración lo impidió. El escritor Émile Zola, sin embargo, la alabó por encontrarla natural y real y representar fielmente a las mujeres de la época.
EXTRA (teníamos que hacerlo)
Fotografías de cea +.
Ecce homo (2012, Cecilia Giménez, Santuario de Misericordia de Borja, Zaragoza), pintado sobre Ecce homo (1930, Elías García Martínez, Santuario de Misericordia de Borja, Zaragoza).
Curiosidades: La mediocre obra de García Martínez, que a su vez estaba basada en un ecce homo del pintor barroco Guido Reni, se hizo mundialmente famosa precisamente cuando desapareció. Cecilia, una vecina de la localidad donde se encontraba la obra decidió restaurarla por cuenta propia y sin los conocimientos apropiados y se le fue de las manos, creando por accidente una de las representaciones de Jesucristo más estrambóticas.
Imagen de cabecera: adaptación de imágenes de los Flickr de Irina y Cosette Paneque.