Alquileres y casas de vacaciones Róterdam

Una postal muy popular entre los turistas dice: “No preguntes por el casco viejo”. Esa falta de casco viejo se debe al bombardeo que en 1940 destruyó el patrimonio histórico de la ciudad y la dejó hecha una planicie. La estrategia posterior fue construir una ciudad completamente nueva. Pero tampoco es al 100% cierto que la ciudad no tenga casco antiguo: los turistas podrán encontrar, si buscan, los clásicos edificios estrechos de ladrillo que se ven en Ámsterdam: es el barrio de Delfshaven. Esta zona ofrece al turista una gran variedad alojamientos típicos holandeses para todos los presupuestos y resulta la más atractiva. Otra zona muy popular es Kop van Zuid, con rascacielos y edificios de gran altura además de infinidad de zonas verdes. Quien además de dormir quiera comer bien, encontrará su paraíso en el barrio de Katendrecht: una península a la que se accede desde la plaza Deliplein, la milla gastronómica de la ciudad, con apartamentos y habitaciones asequibles. Y si se busca algo más “chic”, los barrios de Oude Norden, que conserva algunos edificios históricos, o Kralingen serán la opción correcta.

Una postal muy popular entre los turistas dice: “No preguntes por el casco viejo”. Esa falta de casco viejo se debe al bombardeo que en 1940 destruyó el patrimonio histórico de la ciudad y la dejó hecha una planicie. La estrategia posterior fue construir una ciudad completamente nueva. Pero tampoco es al 100% cierto que la ciudad no tenga casco antiguo: los turistas podrán encontrar, si buscan, los clásicos edificios estrechos de ladrillo que se ven en Ámsterdam: es el barrio de Delfshaven. Esta zona ofrece al turista una gran variedad alojamientos típicos holandeses para todos los presupuestos y resulta la más atractiva. Otra zona muy popular es Kop van Zuid, con rascacielos y edificios de gran altura además de infinidad de zonas verdes. Quien además de dormir quiera comer bien, encontrará su paraíso en el barrio de Katendrecht: una península a la que se accede desde la plaza Deliplein, la milla gastronómica de la ciudad, con apartamentos y habitaciones asequibles. Y si se busca algo más “chic”, los barrios de Oude Norden, que conserva algunos edificios históricos, o Kralingen serán la opción correcta.

La cocina neerlandesa se caracteriza por sus platos sabrosos y bien sazonados. Como ocurre en toda la cocina germánica, la presencia de la patata es más que habitual. Pero en una ciudad tan pendiente del agua, no podía faltar el pescado, sobre todo el arenque, la panga y el fletán. De hecho, los arenques son un manjar ineludible en estas tierras. Otra especialidad local muy apreciada es la llamada Erwtensoep (o Snert) , una sopa de guisantes parecida a un estofado a la que se le añade panceta o carne de cerdo. Si se quiere vivir una experiencia original, se puede viajar en el Snerttram, un tranvía que recorre la ciudad en el que se sirve esta especialidad. Después de una buena ronda comprando y probando los afamados quesos holandeses, es hora de tomar una cerveza. Una opción muy buena es ir a la cervecería De Pijp, donde se sirve una cerveza artesanal acompañada de especialidades locales y que siempre está abarrotada de turistas y lugareños. Tampoco se puede dejar de visitar el Restaurante Stroom, algo más sofisticado que el anterior y ubicado en una antigua central eléctrica.

La principal puerta de acceso a Ámsterdam es, sin duda, su puerto. Desde él parten infinidad de ferris y es una escala ineludible de muchas líneas de crucero. Otra manera de llegar es el Aeropuerto Róterdam-La Haya, con más de 1,5 millones de viajeros al año, lo que lo convierte en el tercero del país. También se puede llegar a la ciudad volando al aeropuerto de Ámsterdam Schiphol, desde el que cada hora parte un tren -operado por Thalys- que comunica el aeródromo con la estación Rotterdam Centraal en apenas 25 minutos. La red de transporte urbano de Róterdam es excelente. Cuenta con numerosísimas líneas de autobús, como la línea 33, que comunica el centro de la ciudad con el aeropuerto. Si se quiere uno mover con libertad, se recomienda comprar un billete diario o el de dos días, pues el individual resulta caro. La oferta de transporte urbano se completa con tranvías, metro y trenes de cercanías y regionales que comunican Róterdam con las vecinas ciudades de La Haya y Ámsterdam. Por último, algo obligatorio en Holanda: ir en bicicleta. Hay miles de puestos de alquiler en toda la ciudad.